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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluyen, con sobrada razón, metas fundamentales para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas. Ofrecen una oportunidad para alcanzar un compromiso mundial que interrumpa la transmisión intergeneracional de la pobreza, la violencia, la exclusión y la discriminación, y haga realidad nuestra visión de una vida digna para todos”.

Esta visión incluye la necesaria alfabetización digital de la población femenina de manera igualitaria a la de la masculina, así como la no discriminación en el acceso a Internet y a la tecnología. Las teorías de participación ciudadana relacionan la posibilidad de conectarse a la Red con un incremento de la igualdad de oportunidades, sin embargo, incluso cuando el acceso se da de manera justa, no siempre existe un enfoque de género en el uso que le damos a la tecnología.

Como madres, padres, docentes o personas adultas que convivimos con niñas, niños y adolescentes tenemos la responsabilidad de tratar por igual a chicas que a chicos, de facilitar el acceso a la tecnología del mismo modo a unas que a otros y, algo que tiene muchos vértices, educar en igualdad tecnológica a ambos. Éste último, parece sencillo de conseguir, pero en ocasiones por desconocimiento o ideas preconcebidas no siempre lo hacemos. Chicas y chicos pueden utilizar del mismo modo la tecnología y la conectividad. Chicas y chicos pueden trabajar en profesiones tecnocientíficas sin ninguna diferencia, solo es necesario darles la oportunidad. Gracias a la educación en programación y robótica educativa que se inicia en muchas escuelas se alienta a niñas y niños la adquisición de competencias, conocimientos y habilidades digitales, algo que, sin duda, podemos hacer también desde el hogar.

Relacionado con estos aspectos educativos algunos de los retos a los que también nos enfrentamos en el uso de Internet y aplicaciones conectadas es el control machista que vuelven a ejercer los chicos sobre las chicas. De hecho, en España, el 33% de las chicas entre 15 y 29 años considera aceptable que su pareja la controle, principalmente, a través de mensajería instantánea. En esta no solo debemos enseñar a las chicas a vivir su propia su vida, sino también educar a los chicos a no controlar, a no hacer daño.

En una línea similar, podemos encontrar un reto como el sexting, el envío de imágenes de contenido erótico a través de teléfonos móviles. Algunas de estas fotos, principalmente de chicas, acaban subidas en redes sociales o reenviadas a los contactos de forma pública. Ante esto no solo debemos enseñar a diferenciar privacidad e intimidad para enviar solo los contenidos que niñas y niños desean de verdad, sino a no compartir el contenido personal que otra persona les envía, algo que, sobre todo los chicos, suelen hacer como chantaje o venganza.

Garantizar la seguridad en Internet pasa no tanto por aprender a defenderse, sino por aprender a no atacar, a no hacer daño a otras personas. Así, algunas necesidades educativas que debemos trabajar en niñas y niños son:

– Educación en valores: el sentido común como centro y el respeto por uno mismo y por los demás.

– Trabajo de la capacidad de empatía: activar la empatía, realizar acciones que permitan que niñas y niños puedan ponerse en el lugar del otro.

– Desarrollo de la inteligencia emocional: detectar e identificar las propias emociones y las emociones de los demás para saber cómo y para qué actuar en cada momento.

– Educación en habilidades comunicativas: desarrollar la capacidad de comunicación y de relación con otras personas, así como el respeto de la netiqueta o las normas que todas personas que usamos Internet compartimos.

 

Autor: Diana González, especialista en educación y TIC de la Escuela de Tecnología del Planetario de Pamplona y colaboradora de Dialogando.

Responsable de Comunicación de Navarra Arena y experta en Identidad Digital.

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